
OMID
ANÉCDOTAS :

Cuando te haces un 2x1
Esta soy yo con 21 años, en Ciudad Universitaria, Madrid, a las tantas de la mañana. Después de haber estado bebiendo con los amigos, decido volver a casa. Sola, claro, por qué no. En la parte ajardinada del campus veo a un señor solitario entre los árboles con los pantalones bajados tocándose y mirándome a la cara, y paso rápidamente de largo.
Esa misma noche, unos cientos de metros más adelante, otro señor decide unilateralmente acompañarme un buen trecho por la calle. Yo no le hablo o miro, pero eso no impide que él me haga saber qué opina de ciertas partes de mi cuerpo o que me pregunte insistentemente que cuánto quiero cobrarle por hacerle ciertos favores sexuales. No había nadie más cerca, así que llamé a un amigo y fingí que era alguien que me estaba esperando en casa, diciéndole que ya estaba llegando. El tipo se aburrió y se fue.

Bloqueada en el taxi desde dentro
Pepa López tuvo una muy mala experiencia a los 27 años:
Estaba un día volviendo de la universidad. Subo a un taxi. El taxista puso el seguro y me dijo que era para que estuviera más segura. Entonces no sabes qué decir (luego piensas que tendrías que haber dicho algo), así que por si acaso le mande una foto con la licencia a mi madre. El tipo iba por el camino hablando de que si las jovencitas lo hacen mejor, que si él había estado con chicas jóvenes y le encantaba, que qué edad tenía. Delicadezas como "no seas mojigata que seguro que la chupas".
Me dio tanto asco y miedo que decidí bajarme, aunque estaba sólo a 5 minutos de mi casa. Después de decírselo quitó el seguro, se enojo conmigo. Me dijo “me haces perder el tiempo, puta. Llamé durante 3 días a atención al cliente del sindicato de taxis y nadie me contesto el teléfono, así que no pude poner queja.

Siguiéndola desde el centro hasta su casa
Aloe Vaga nos ha contado varios incidentes. Dejamos uno que sufrió a los 25:
Volvía a mi casa, hacia la una de la mañana. Un tipo subió al micro y se sentó a mi lado, el micro iba vacío. Se me encendió la alarma. Bajé en la parada y... efectivamente, se bajó conmigo y me siguió. Me quedaban diez minutos por calles desiertas. Crucé la calle y me quedé al lado de unos patrulleros. El tipo espero un rato parado y se fue. Los de la patrulla vieron qué pasaba, no dijeron nada pero también lo miraron. A los 5 minutos me fui a casa vigilando todas las esquinas por si me seguía.

Me corro en tu vestido y tú no puedes hacer nada
Laura Gómez, 21 años:
Volvía a casa de madrugada. Todo vacío. Me crucé con un hombre que andaba en eses me adelanté rápido para dejarlo atrás. Llevaba los auriculares puestos y no me enteré de que me estaba persiguiendo mientras se pajeaba. Ya a escasos metros de mi casa, me agarró y me restregó su semen por el vestido y las bragas mientras me sujetaba. Cuando acabó, se fue corriendo y lo vi de lejos con los pantalones por los tobillos. Denuncié, se quedaron con mi ropa y no he vuelto a saber nada.

Cambiándote de acera durante años
Marta Trivi tenía 13 años cuando le pasó esto:
Solía ir los viernes a cenar con mis amigas del instituto. No terminábamos muy tarde e íbamos a una hamburguesería del barrio por lo que mis padres no venían a recogerme. El trayecto a casa era de menos de diez minutos. Volviendo uno de esos días dos chicos de 16 o 17 años empezaron a seguirme. En un momento dado uno de ellos se me acercó y me tocó la entrepierna mientras se reía. Fue muy humillante. Pasé años cambiando de acera siempre que los veía por el barrio.

¿Cogemos?
Pilar Fernández tenía 19 cuando vivió lo siguiente:
Iba andando sola por la noche cuando de repente se me para un coche al lado. El hombre que estaba dentro me empiezo a gritar diciéndome burradas, preguntándome que “si coges” y mas. Era un hombre grande, eso se veía incluso estando él dentro del coche. Pase de largo, pero mientras caminaba vi que se quedo parado, esperando. Aprieto el paso y me le quito de encima. Tuve la suerte de que él iba en dirección contraria. Pero vamos, no lo perdí de vista.

No, las niñas tampoco están a salvo
En el caso de Eva Cid vamos a hacer la excepción, e incluiremos una anécdota que le ocurrió de día (hay otras chicas que también nos han contado anécdotas a plena luz del día) porque el incidente merece ser leído:
Yo tendría unos 11-12 años cuando nos mudamos y me cambiaron de colegio. El primer día de clase mis padres no me pudieron acompañar y yo creía saber el camino, pero me acabé perdiendo. Le pregunté a un señor (tendría unos 50) que si me podría indicar la dirección del colegio, y me dijo que él iba en esa dirección, que le siguiera. Serían las ocho y media de la mañana. En un momento dado entró en una especie de pasillo, y ahí me arrinconó y me dijo que si quería "hacer algo". Sentí pánico. Por suerte, aunque no sé cómo, conseguí echar a correr. Jamás se lo dije a mis padres.
Tengo también otro incidente reciente. Eran las fiestas de mi ciudad, "la feria", un momento del año en el que suele haber gente por la calle a casi cualquier hora. Serían las 4 de la mañana cuando ya me estaba dirigiendo a casa, por una de las avenidas más grandes y transitadas de la ciudad. De pronto un chico sin camiseta y visiblemente borracho se puso a caminar a mi lado y empezó a decirme cosas del estilo "cómo te llamas, dónde vas, tienes novio, te parezco guapo, nos tomamos algo".
Yo por suerte ya no tenía 12 años sino 30 y una conciencia feminista bastante sólida, así que le respondía a todo con negativas, de forma bastante firme y le pedía constantemente que me dejara en paz que me estaba molestando. Pero él seguía, y esto fue lo que más me impactó: no le importaba lo que yo dijera ni cómo lo dijera porque ni siquiera me estaba escuchando. Solo me dejó en paz cuando saqué el celular del bolsillo y dije que estaba llamando a la policía.

El exnovio que te espera, aunque tú no quieras
Henar Álvarez nos ha contado alguna que otra historia. Dejamos dos, en la primera ella tenía 16 años, y en la segunda 21.
Un ex novio se obsesionó conmigo y después de que terminamos, por las noches, me esperaba en mi calle para ver cómo entraba a mi casa. Daba igual la hora que fuera. Allí estaba él parado. No decía nada, no hacía nada. Cuando me veía llegar, él se iba. Súper normal todo.
Una vez, me quede parada esperando el trufi en una calle transitada, ya había pasados bastante tiempo y el trufi no aparecía, de pronto un tipo empezó a molestarme, después de decirle que me dejara en paz y que se había confundido, no paró de insistir en que le diera una cifra. Al final me tuve que ir de allí y avisar a mis amigos para que me dijeran cuando hubieran llegado porque el tipo no se separaba de mí. Como con lo del ex novio, si esto me pasa hoy le iría mal.

No me gustan viejas, me gustan jóvenes como tú
Amalia aquí tenía 25:
Yo y tres amigas fuimos a un concierto. Después teníamos previsto irnos en taxi entre todas y volver al centro a seguir de fiesta, pero yo me enferme, me dio fiebre. Al acabar el concierto nos fuimos en taxi juntas con el plan de dejarlas a ellas en el centro y llevarme a mí hasta casa. El trayecto al principio fue normal, el taxista era muy hablador y mis amigas iban muy alegres y nos reímos un montón. Pero cuando ellas se bajaron el conductor empezó a contarme que no le gustaba su mujer porque era vieja y las mujeres viejas se ponen muy feas y además ya no quieren tener sexo, etc. y que, claro, a él le gustaba "echarse una canita al aire" con chicas como yo y eso.
Me empezó a preguntar que qué me parecía a mí que los hombres como él pues buscaran a chicas como yo. Fue horrible porque él creía que yo iba borracha, pero yo estaba enferma y me estaba enterando de todo, y el taxímetro iba desconectado. Al llegar a casa además me pidió una cantidad muy alta. Le di menos de lo que pedía (no tenía más, además) y le dije que no iba a darle más porque él sabía muy bien que llevaba el taxímetro desconectado y que me había estado molestando.